1/4/13

Ni más vacío

escribo de mi

de los huecos de mi existencia

de mis amaneceres

de mis no noches

de lo que ya

y por ahora,

inquieto

espero

 


Oscurece

Pero voy a tomar un atajo

Que me lleve de golpe a la mañana

(que me devuelva al desafío)

que me evite tanta sombra

que me divierta de mi mismo

mientras/espero

atrapado entre las horas

tu recuerdo que regresa

Estoy apagado y me prefiero incandescente,

Insistente

Impropio y obstinado.

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Necesito una palabra leve

Una palabra suave,

Una palabra nada

Incolora inodora insípida

Necesito

Necesito una palabra vaga,

Tenue

Alicaída

Una palabra larga

Una palabra apócrifa,

Vacía

Imberbe

Una palabra malta,

Flaca, elongada, blanda

Una palabra grosera, semisurgente

Epitelial, no subcutánea

Ámbar, cristalina

Amarrada

Palabras de blablabla

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De qué están hechos los días de los seres

De qué están hechos mis días

¿De papel,

De mazapán,

de madera rústica,

de nubes pasajeras?

De qué estás hechos tus días

¿De algodón en llamas,

De hierro

De agua?

De miradas, los días de los seres están hechos de miradas

De qué están hechos los días,

no los años, tan largos son los años

no los momentos, tan efímeros son

no, los días, esa unidad calendárica de tiempo

breve y eterna

esa suma incesante de

amanecermediodíasiestatardeanochecernochemadrugadavigilia

ese fragmento  igual y distinto

Un día, como otro día, como aquel día que te conocí, que te miré

Esa estructura temporal que se repite

Que me repite

Que soy yo, sólo yo

Y que un día nos encontramos

Y otro no

De qué están hechos los días

¿De desencuentros

De recuerdos?

En el momento que nacemos

¿Empezamos a recordar?

Quizás no estemos nunca juntos

Quizás mis días

Y tus días

Estén hechos de lo mismo

Quizás el material

Que construye nuestros días

Nos encuentre

O quizás mis días estén hechos de mi

De mi propia piel extendida al sol.

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Un aullido ahogado

como un clamor etrusco

se desvanece en hielo blando,

en holocausto

La herrumbre del planeta todo

hierve en su fósforo punzante

Ni siquiera un vegetal podría

humedecerse a sí mismo

como un látigo en bandera

de un filo extremo hasta el extremo

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Tengo un sombrero blanco que nunca me he puesto en la cabeza,

Tengo una cabeza calva que nunca me he sacado

Tengo unos zapatos rojos que siempre me caminan

(únicamente de derecha a izquierda y sin cordones)

Tengo una suave melancolía que nunca me abandona

Tengo unas ideas raras que nunca he concretado

Me detendría a pensar el próximo año bisiesto

Ojalá todavía te encuentre en la ventana.

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Nueces

En el rincón de los bosques

se abren nueces en tu nombre

pero yo,

 ya te olvidé


Confesión payasa II

Cómicos oscuros

Entra un payaso y dice a público

– Yo era un payaso que vivía angustiado, andaba llorando a mares por cada rincón antes de las funciones, dando lástima por ahí, vivía destrozado, un auténtico payaso triste, de esos que ya no hay

Era casi imposible verme sonreír, tenía una angustia clavada acá, en el pecho, una angustia profunda una angustia  … interminable

En el trabajo? En el trabajo me iba bárbaro, me contrataban todas las compañías; ya no hay payasos tristes … tienen que maquillarse la boca para abajo y la lagrimita, eso no es auténtico y el público lo nota; además la gente ya no se emociona como antes, no alcanza con unos zapatitos rotosos o una buena escena de amor no correspondido, el público para emocionarse necesita alguien destrozado, hecho mierda … ese … era yo; siempre dispuesto a lagrimear por cualquier cosa; siempre sintiendo que el fracaso me aplastaba en cada una de mis presentaciones aunque la gente me aplaudiera a rabiar y pidiera que saludara varias veces

Hice de solitario, de fracasado, de traicionado por un amor, de niño abandonado, de muerto de hambre, de pésimo malabarista, de último orejón del tarro … ah! eso era lo que mejor me salía

“Y ahora con ustedes … (anunciaban) el último orejón del tarro” y entraba yo y la emoción era instantánea; las damas lloriqueaban y los varones se reprimían con un nudo en la garganta

En camarines, mis compañeros me decían  – estuviste genial y yo asentía sin dejar de hundirme en una depresión preciosa y empalagarme de vacío existencial

Hasta que me di cuenta de que la felicidad … no existe, de que es un invento, de que la risa esconde amarguras; de que es una excusa para seguir vivos … Entonces empecé a jugar, a jugar con mi tristeza y con la de los demás, a reírme de lo inevitable

Y ya no sufro más

 

 


Suceso

A mi pueblo ha llegado un circo. es imposible no verlo, sobre todo por el lugar. Está al costado apenas de la estación. Resulta un acontecimiento. Según yo sé es el primero que acampa en la ciudad y ofrece tanta magia de golpe, tanto cartel.

Fieras amaestradas. Trapecistas. Domadores. Tres funciones

Acá pasan tan pocas cosas nuevas. Y cuando pasan, como si nada. Intentar es locura, cambiar asusta. Mejor, todo siga como está.

Pero el circo viene de afuera, es distinto.

Y hay que ver a la elefanta en las siestas, cuando el tránsito es poco, paseándose por la avenida. Caminando lenta sobre el asfalto vacío de acá… para allá… sin respetar el único semáforo. Los zorros se desesperan. Boleta en mano pitan presurosos a la gran oreja andante… pero no la alcanzan. Ella sigue, tomando aire y descanso con algún estruendoso grito añorando selva antes de la próxima función. Pensando en quién sabe qué momentos de su enjaulada vida nómade.

Es tan gracioso verla como antes de volver a la carpa estira su trompaza hasta el bar y de un sorbo se chupa el submarino tibio que pidió…

Son demasiadas fantasías flotando en este aire impuro viciado por el regreso anónimo de la fábrica… a casa.

También por las tardecitas, cuando va entrando la noche; el payaso que se cruza y con su cara siempre de risa entra al «Colosal» a comprar para comer. Vuelve, claro a los saltos. Equilibrando ocho pizzas en la cabeza y haciendo malabares con seis botellas de Coca; es increíble, con seis

Un circo de paso por mi pueblo.

Pronto van a levantar vuelo: Se van con el mismo show sobre las ruedas a poner otra ciudad bajo la carpa.

Acá se quedan pibes con la imagen fresca y detenida de la primera vez, algunos bigotes melancólicos, muchas vecinas satisfechas: -se terminó el olor a bosta.

Y otros, esos seguro que se quedan, un montón de gente de mi pueblo que ni siquiera se dio cuenta. Esos, ojalá se fueran en la jaula con los leones

(1989?)


Hoy, María (1984)

Hoy en este día,

nació María,

ella lloraba,

los demás reían.

 

María, desde siempre incomprendida.

 

Hoy, exactamente el mismo día,

murió otra María;

los demás lloraban,

ella reía.

 

María,

para siempre incomprendida.